Requerimientos de agua y suelo para frutales de pepita

Tanto el manzano como el peral pueden desarrollarse bien en una amplia gama de suelo, desde suelos arcillosos medio pesados a suelos muy arenosos, casi grava. Sin embargo, los suelos pobres darán resultados pobres y los mejores cultivos se desarrollarán en suelos arenosos fértiles y suelos limosos. Los suelos deben de estar bien drenados.

Los suelos empapados llevan a una ventilación pobre y un aumento en incidencias de podredumbre del cuello (Phytophthora cactorum). En general los perales son más tolerantes a drenajes pobres. Los suelos altos en materia orgánica tienen en general mejor estructura y permiten un mejor desarrollo radicular. 

Es necesario instalar riego en suelos secos sobre todo en la fase de establecimiento y en huertas jóvenes. En climas calurosos, como por ejemplo España, el consumo de agua de riego puede llegar a 6000 mm para apoyar crecimiento.

frutales de pepita

Hay un incremento en el uso de riego por goteo y fertirriego. En huertas jóvenes, el fertirriego ayuda en incrementar el desarrollo temprano de los frutales, alcanzando más rápido la fase productiva. El riego por aspersión puede usarse para proteger las yemas y los frutos pequeños de las heladas. Sembrar un mantillo de pasto entre las filas de árboles es una práctica común, que junto con los recortes mejora la capacidad de retención de agua del suelo, la infiltración, agregación del suelo y reciclado de nutrientes.

Los frutales de pepita prefieren un suelo ligeramente ácido a neutro (pH entre 5.8 y 7.0). Unos valores extremos de pHs inciden en la fijación de nutrientes y el desarrollo del árbol y fruto. Es importante mejorar el pH en suelos ácidos con encalado antes de plantar los frutales.